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jueves, 10 de marzo de 2011

EL CUERPO Y LA SEXUALIDAD FEMENINA POCO ANTES DE SU INCAUTACIÓN POR PARTE DEL ESTADO/IGLESIA CATÓLICO




¡Bendígate Dios y señor San Miguel ángel! ¡Y qué gorda y fresca que estás! ¡Qué pechos y qué gentileza! Por hermosa te tenía hasta agora, viendo lo que todos podían ver; pero agora te digo que no hay en la ciudad tres cuerpos tales como el tuyo, en cuanto yo conozco. No paresce que hayas quince años. ¡Oh quién fuera hombre, y tanta parte alcanzara de tí para gozar tal vista! Por Dios, pecado ganas en no dar parte destas gracias a todos los que bien te quieren; que no te las dio Dios para que pasasen en balde por el frescor de tu juventud debajo de seis dobleces de paño y lienzo. Cata que no seas avarienta de lo que poco te costó, no atesores tu gentileza; pues es de su natura tan comunicable como el dinero; no seas como el perro del hortelano; y pues tú no puedes de ti propia gozar, goce quien puede. Que no creas que en balde fuiste criada, que cuando nasce ella nasce él, y cuando él, ella. Ninguna cosa hay criada en el mundo superflua, ni que con acordada razón no proveyese della natura. Mira que es pecado fatigar y dar pena a los hombres, pudiéndolos remediar... quiérole hacer subir; resciba tanta gracia que le conozcas y hables, y muestres buena cara. Y si tal te paresciere, goce él de tí, y tú dél; que aunque él gane mucho, tú no pierdes nada... Que uno en la cama, y otro en la puerta, y otro que sospira por ella en su casa, se precia de tener; y con todos cumple, y a todos muestra buena cara, y todos piensan que son muy queridos, y cada uno piensa que no hay otro, y que él solo es el privado, y él solo es el que la da lo que ha menester: ¿y tú temes que con dos que tengas, que las tablas de la cama lo han de descubrir? ¿De una sola gotera te mantienes? No te sobrarán muchos manjares; no quiero arrendar tus escamochos. Nunca uno me agradó, nunca en uno puse toda mi afición. Más pueden dos, más cuatro, y más dan y más tienen, y más hay en qué escoger. No hay cosa más perdida, hija, que el mur que no sabe sino un horado; si aquel le tapan, no sabrá adónde se esconder del gato. Quien no tiene sino un ojo, mira a cuanto peligro anda. Una ánima sola ni canta ni llora; un solo acto no hace hábito; un fraile solo pocas veces lo encontrarás por la calle; una perdiz sola por maravilla vuela; un manjar solo contino presto pone hastío; una golondrina no hace verano; un testigo solo no es entera fe; quien sola una ropa tiene presto la envejesce: ¿Qué quieres, hija, deste número de uno? Más inconvinientes de diré dél, que años tengo a cuestas. Ten siquiera dos, que es compañía loable; como tienes dos orejas, dos piés, dos manos, dos ojos, y dos sábanas en la cama, como dos camisas para remudar; y si más quisieres, mejor te irá, que mientras más moros, más ganancias. Honra sin provecho no es sino como anillo en el dedo; y pues entrambos no caben en un saco, acoge la ganancia...¿En cortesías y licencias estás? No espero más aquí, yo, fiadora que tú amanezcas sin dolor, y él, sin color; mas como es un putillo, gallillo, barbiponiente, entiendo que en tres noches no se le demude la cresta. Destos me mandaban a mí comer en mi tiempo los médicos de mi tierra, cuando tenía mejores dientes...

Fernando de Rojas. La Celestina.

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